NOVENA EN PREPARACIÓN A LA FIESTA LITURGICA
DE SAN ANTONIO MARÍA GIANELLI
INTRODUCCIÓN
Preparándonos con toda la Iglesia, a celebrar el Jubileo extraordinario de la
misericordia, durante la novena en preparación a la fiesta litúrgica de San
Antonio M. Gianelli, reflexionaremos sobre la Misión, la Misericordia y la ternura y el perdón”, partiendo
de la Palabra de Dios, de los Documentos de la Iglesia -Papa Francisco (Miseriordiae
Vultus) – y de algunos escritos de San
Antonio María Gianelli, para llegar a ser, con la gracia de Dios “MISERICORDIOSOS
COMO EL PADRE”.
Queremos
acercarnos a nuestro Santo y aprender en su escuela, cómo ser misericordiosos,
interiorizar las intuiciones y propuestas del Fundador, convertirnos de corazón
y animar a “nuestros prójimos” a confiar
en la misericordia de Dios. Y como
sabemos que solos no podemos lograr estos objetivos, le confiamos nuestro trabajo y la preparación de la fiesta
litúrgica del Padre Fundador, a la Madre de la Misericordia, para que dirija
sobre nosotros, su mirada misericordiosa y nos cuide en nuestro camino.
San Antonio María Gianelli, para muchos de
nosotros, no es un santo muy conocido ni tampoco es un santo
"perfecto". Fue un hombre, como nosotros, con sus virtudes
extraordinarias y con sus debilidades humanas.
En este santo, de carne y hueso, se percibe
con más realismo -y también con más estremecimiento- lo que puede hacer la
gracia de Dios cuando un ser humano se abre a ella, ya que, según el Padre
Moretti, para llegar a lo que fue, teniendo en cuenta su personalidad humana,
tuvo que luchar toda la vida consigo mismo, para superarse …..
Gianelli ha sido idealizado (como todos los
santos), pero también ha sido calumniado y criticado. Lo que admiramos en él,
es su fidelidad apasionada a Dios y a su ministerio, a la Iglesia y a los
hombres de su tiempo.
De la fecundidad espiritual de Antonio María
Gianelli surgió una familia religiosa en la iglesia: las Hijas de María Santísima
del Huerto, que nacieron como respuesta a “la
necesidad de proveer…”. No somos una fuerza humanamente imponente. Somos un
grupo discreto de mujeres consagradas
que estamos aprendiendo cada día el evangelio, de la mano de un ser humano como
nosotras, de un santo que llegó a serlo porque se lo propuso. Él no vivió en la
tranquilidad de una sacristía, sino en el campo de batalla de una vida social y
eclesial bastante compleja. Esto nos estimula a no considerar imposible el
camino de la santidad en una sociedad también compleja como la que nos está
tocando vivir.
Para la festividad litúrgica de GIANELLI, la Iglesia propone el texto del
Evangelio del Buen Pastor. Gianelli fue ante todo y siempre un Pastor para su
pueblo, un pastor-misionero, que no se quedó esperando a los alejados, sino que
salió a buscarlos de mil maneras. No fue misionero en tierras de paganos, no
fue a las fronteras geográficas de la Iglesia, sino que fue un misionero de los
que se desplazan a cualquier tipo de frontera (ideológica, económica, cultural,
religiosa...), dentro o fuera de la Iglesia, para atraer a todos al Reino de Dios...
Y con el arma de la Palabra de Dios que como
fuego ardía en su corazón, se hizo respuesta esa “necesidad
de proveer” y vivió esa urgencia interior con entusiasmo, con pasión, con
creatividad y generosidad, porque entendió que era un don de
Dios, y lo hizo noticia, consuelo,
profecía, estímulo.
Antonio Gianelli comprendió que el mismo Señor
que envió a los apóstoles, lo enviaba a Él
a ser testigo del amor de Dios, entre su pueblo. Gianelli
fue creativo, anticipado a su tiempo y promotor del compromiso de los
laicos en la Iglesia.
Todos nosotros, que somos su FAMILIA EN LA
IGLESIA, debemos “IR”, HOY MÁS QUE
NUNCA, A “todas las periferias
existenciales” confiando que Él acompañará nuestros esfuerzos y nuestras humildes palabras con la fuerza que transforma
los corazones de los seres humanos.